Voces femeninas en una habitación compartida

Puede que sea por la pandemia o por los tiempos que corren o por alguna crisis de mi edad fronteriza por lo que últimamente busco lecturas que me ayuden a aclarar o ampliar ideas en ciertos temas que me importan y que tienen que ver con el mundo que vivimos. Supongo que, como otras muchas personas, necesito respuestas a este mar de incertidumbre y confusión que nos rodea, y si provienen de voces femeninas referentes en nuestra cultura, mejor todavía.

Entre esas lecturas está este libro, “Una habitación compartida” —en clara alusión a la habitación propia de Virginia Woolf— de Inés Martín Rodrigo, periodista de la sección de Cultura del diario Abc durante muchos años. Llegué a él casi por casualidad y en seguida me llamó la atención su descripción: reunía las entrevistas que ha realizado la periodista a lo largo de la última década a una serie de grandes mujeres escritoras, poetas, pensadoras, de las que me interesaba mucho escuchar/leer lo que tenían que decir.

Mujeres como Siri Husvedt, Margaret Atwood, Rosa Montero, Julia Navarro, Margaret Atwood, Ida Vitale o Svetlana Alexiévich, por citar a las más “reconocibles” de entre todas ellas, hablan aquí sobre literatura, feminismo, periodismo, cultura, política, maternidad u otros temas que surgen en la conversación.

Y el paseo resulta fascinante.

Es imposible resumir tantas voces, opiniones y visiones distintas, así que reproduzco ciertos fragmentos de algunas entrevistas —y ha sido una selección difícil y personal, aunque menos que la de Martín Rodrigo al seleccionar entre las muchas entrevistas que había realizado— a modo de pequeños bocados extraídos del conjunto.

Portada de Una habitación compartida
Portada libro

Sobre feminismo

Jeanette Winterson, escritora. Autora de La pasión.
Sabemos que las mujeres son producto de su educación, la cual hasta hace muy poco ha sido dirigida por los hombres, producto de miles de años de mujeres a quienes se les ha dicho en qué consiste ser mujer.

Siri Husvedt, escritora. Autora de La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres.
Seamos sinceros: el mundo entero sigue perteneciendo a los hombres blancos. Por supuesto que está cambiando, no es algo inalterable. Pero la sociedad es muy conservadora, y la percepción también. […] Eres blanco y eres hombre y tienes derecho a un respeto. La sensación de que ese respeto está desapareciendo, de que las mujeres, las minorías, los inmigrantes, se están apoderando de tu territorio, no solo crea enfado, sino vergüenza.

Vivian Gormick, escritora. Autora de La mujer singular y la ciudad.
Cuando era joven pensaba que hacíamos una revolución…. La estábamos haciendo, en el sentido de un cambio de la conciencia social. En una revolución, esperas que se produzca un cambio político, pero no es instantáneo. Tardé al menos cuarenta años en ver que es muy muy lento.

Hablamos de un cambio en los hábitos emocionales y se tarda miles de años en conseguirlo, en rehacernos como seres humanos, de dentro afuera. En eso consiste el feminismo. Y es lo que pasa con las mujeres y los hombres: debemos vernos reflejados en el otro como seres humanos.

Vivian Gormick

Sobre literatura y escritura

Elvira Navarro, escritora, autora de Los últimos días de Adelaida Morales.
¿Es posible que la literatura, por lo menos la buena, no genere algún tipo de conciencia? Porque la literatura te da una visión, y una visión es una conciencia.

Rosa Montero, periodista/escritora.
Tienes que contarte tu vida para que tu vida tenga sentido. Somos una pura narración, cada vez lo veo más claro, somos palabras ansiosas de sentido, necesitadas de sentido. Somos una narración en construcción y nuestra vida depende de la narración que hagamos, así de simple. En cuanto cambiamos la narración, cambiamos nuestra vida.

Svletana Alexiévich, periodista/escritora. Premio Nobel de Literatura. Autora de Las voces de Chernóbyl.
No creo que conozcamos la realidad. La información no es realidad. ¿En qué se diferencia el periodismo de la literatura? En que el periodismo tiene que ver con la información, mientras que la literatura descubre el misterio de la vida humana. […]

El problema es que el futuro es tan impredecible, tan inimaginable, que le tenemos mucho miedo. Nunca el mundo ha vivido tanto el presente como ahora, no queremos que ese presente cambie, porque no tenemos fe en un futuro brillante.

Svletana Alexiévich

Margaret Atwood, escritora. Autora de El cuento de la criada.
[Las novelas] pueden cambiar las actitudes y las actitudes cambian los comportamientos. Leí 1984 a los trece años y supe que nunca sería estalinista; leí Fahrenheit 451 cuando era adolescente y supe que siempre iba a defender las bibliotecas.

Sobre la cultura y el mundo

Carmen María Machado, escritora. Autora de Su cuerpo y otras fiestas.
Existe la idea errónea de que la historia es progresiva y tiende a ser mejor, pero no es cierto. La historia es cíclica, las coasas mejoran y luego empeoran, se contraen y luego se expanden. Ahora mismo, estmoas en una contracción terrible, todo se está cerrando, la gente siente odio alimentado por esos políticos oportunistas, por el racismo….

Nicole Krauss, escritora. Autora de La historia del amor.
En nuestra cultura está disminuyendo la capacidad de hacernos preguntas porque estamos obsesionados con la información, con el conocimiento, le damos mucho poder. Empecé a pensar cómo nos atrae y fascina la idea de que en Google podemos encontrar todo lo que necesitamos en cualquier momento. A mí, en cambio, me fascina lo desconocido. Por eso escribo.

La cultura es siempre la salvación. Habrá autores que prefieran quedarse en su torre de marfil escribiendo sus libros o poemas a su tía. Pero en América Latina es imposible quedarse al margen, porque la realidad te saca a la calle. No es posible permanecer ajeno.

Elena Poniatowska, escritora. Autora de La piel del cielo:

Alma Guillermoprieto, periodista.
Hay mucho ruido, y en esas estamos. Las redes sociales contribuyen mucho a ese ruido con la inmediatez y con la posiblidad que tiene la gente de exteriorizar su rabia sin consecuencias. Colectivamente se ha generado un discurso de rabia, y ese discurso se ha trasladado al mundo de la política.

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