Cómo ser mujer (y que no nos maten en el intento)

Ellos jamás han sentido ese momento embarazoso en que alguien evalúa lo que llevas, y luego empieza a hablar en tono condescendiente, o a mirarte con lujuria, o supone que no vas a entender la conversación —sea de trabajo, de la crianza de tus hijos o de cultura— solo por el modelo que te has puesto ese día. «¡Un momento!» te gustaría decir a menudo. «Si hubiera venido con mi chaqueta universitaria de pana en vez de con este vestido para llevar a las niñas al colegio, ¡me incluiríais en vuestra conversación sobre Jung!» […]

No quiero que los hombres se marchen. No quiero que dejen lo  que están haciendo. Lo que quiero, en vez de eso, son algunas leyes de mercado drásticas. Quiero ALTERNATIVAS. Quiero VARIEDAD. Quiero MÁS. Quiero MUJERES. Quiero que las mujeres tengan más del mundo, no solo porque el mundo sería más justo, sino también porque sería mejor. Más emocionante. Recordando. Reinventado. Tenemos que conseguir que los ovarios digan: «Síii, me gusta este mundo. Llevo mucho tiempo aquí, mirando. Pero…lo retocaría un poco así. Porque estamos juntos en esto».

Cómo ser mujer, Caitlin Moran

Tenía otra cita pensada para hoy, pero el asesinato de Laura Luelmo me ha impulsado a cambiarla por esta otra del libro Cómo ser mujer, de la periodista y escritora inglesa Caitlin Moran (ojalá pudiera escribir sobre el feminismo con el desparpajo, la soltura y la desinhibición que lo hace ella). Podría haberla publicado antes, con cualquiera de los otros asesinatos de mujeres a manos de sus parejas, que siguen cayendo sin que sepamos qué hacer, cómo pararlo. Ha sido hoy porque siento que esta sociedad de bienestar, de derechos y garantías, de progreso, de tantos avances inimaginables, nos está fallando a las mujeres si tenemos miedo de andar, correr, salir solas y libres por nuestros barrios, nuestros pueblos, nuestras ciudades. Si debemos tomar precauciones cada vez que volvemos de noche, porque estos días, Laura nos sentimos todas.

Algo estamos haciendo mal.

Disculpen las molestias, el machismo nos está matando

Empezamos a sentirnos muy impotentes, hartas, indignadas. Y muy frustradas. Yo me siento muy frustrada. No entiendo cómo se puede permitir que nadie, en ningún espacio, cuestione, minimice o se burle de la realidad de la violencia contra las mujeres en nuestro país con insultos, matices, falsedades o pseudo verdades que todavía se cree quien desea creerlo. Quizá se sienta amenazado (a pesar de los datos, las noticias, los hechos) por las reivindicaciones de igualdad entre hombres y mujeres, no me lo explico. Igual que no me explico que se perpetúe la cultura machista entre los más jóvenes, como reflejan algunos estudios, aunque es cierto que todos estamos más alerta y sensibilizados cuando lo detectamos.

Entiendo que esa cultura machista en la que nos hemos educado todos, nosotras y ellos, no se cambia de un año para otro (ni, probablemente, de una generación a otra). Son miles de desprendizajes los que hacen falta, muchos de los cuales ni siquiera somos conscientes. El año pasado mi hijo pequeño, estudiante de secundaria, me dijo que habían tenido una charla sobre violencia machista en clase y se había generado mucho debate con una afirmación que hizo la chica que impartía la charla: invitar a comer a una chica, abrirle la puerta, cederle el paso… todo eso era machismo. Micromachismos. Le dije a mi hijo que tal vez había exagerado un poco. A ver: entendía el razonamiento de la psicóloga, pero me parecía que esos detalles no eran tan importantes. (Flaco favor le hacía a la causa).

Feministas, masculino plural

Ahora pienso que tal vez estuviera equivocada, y sí lo sean. Que esos gestos amables, positivos de los hombres hacia nosotras por nuestra condición femenina, heredados de una cierta cultura y una cierta visión de nuestro papel en la sociedad, son un freno a los cambios de fondo en lo que debe ser una cultura de igualdad y respeto. Lo decía ayer en mi página de Facebook: no es suficiente con manifestarnos, protestar, reivindicar, si los hombres nos dejan solas en esto, si se unen a las protestas hoy pero se olvidan mañana, si toleran o se esconden detrás de excusas débiles. Esto no va de nosotras vs ellos. Esto va de nosotras con ellos, con vosotros; de todos por igual, «no solo porque el mundo sería más justo, sino también porque sería mejor».

P.D. He escrito otros post sobre igualdad y feminismo, como este y también tengo alguna recomendación de novelas que abordan la violencia machista.

 

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