Hace unos días, una lectora me preguntó si el personaje de Güell en Un destino propio era el de verdad, y si ciertos datos eran reales. Le dije que sí, que el Eusebi Güell que aparece en mi novela es el que años después se convertiría en el conde Güell y principal mecenas de Gaudí.
Güell también era hijo de indiano, y yerno de Antonio López, marqués de Comillas, puesto que estaba casado con su hija Isabel, y pasó algunos veranos en la villa, al igual que otros personajes que menciono (el arquitecto y amigo de Gaudí, Cristóbal Cascante; Claudio López, segundo marqués de Comillas, y su joven esposa María Gayón —de quien dicen que Alfonso XII se quedó prendado de su belleza—; el escritor José María Pereda y Emilia Pardo Bazán, entre otros). Explico la mención a algunos personajes y eventos en un apartado de aclaraciones históricas al final de la novela pero, claro, mi lectora aún no había llegado allí.
Eso me dio qué pensar: ¿puedo decir que Un destino propio es realmente histórica? ¿Hasta qué punto? ¿De qué depende? ¿Hay algún límite entre lo que es realidad y ficción? No os voy a aburrir con una explicación larga, tranquilas. Según he leído en el espacio dedicado a novela histórica de la Biblioteca Nacional (muy recomendable, por cierto), «las novelas históricas son aquellas que siendo ficción, recrean un periodo histórico lejano y en las que forman parte de la acción personajes y eventos no ficticios». A partir de ahí, el escritor/a tiene libertad de creación, puede permitirse ciertas licencias. Aquí entrarían, por ejemplo, los Episodios Nacionales de Galdós.
La idea de Un destino propio surgió de una visita familiar a Comillas en la que me enamoré de “El Capricho”. Me intrigó mucho la historia de su primer propietario, un abogado culto y solterón, amante de la botánica y la música, que le encargó el proyecto de su residencia a un joven arquitecto bastante desconocido todavía, Antonio Gaudí, por recomendación del marqués de Comillas. A partir de ahí, comencé a investigar y documentarme.
Los datos relativos a esa época, así como algunos eventos y personajes son reales porque me interesaba mucho recrear ese momento, sus ideas, la sociedad y la cultura. Sin embargo, los protagonistas principales y secundarios son inventados, así como las tramas concretas en las que están inmersos. Muchas de las novelas actuales de romance histórico —y las novelas históricas a secas, también— siguen este esquema que entremezcla realidad y ficción. Supongo que porque al autor/a nos da bastante libertad para contar lo que queremos contar y hacerlo de una forma interesante para el lector/a.
Pero ¿cuáles son los principales problemas a los que se enfrenta un escritor/a al escribir una novela histórica? Mejor dicho, ¿a cuáles me he enfrentado yo?