Año tras año, he celebrado el 8 de marzo con un post de en mi blog. Algunos eran más reivindicativos del feminismo, otros más festivos, pero con todos me sentía parte de esa comunión femenina y feminista ante lo que ya es una nueva fase en la lucha por la igualdad.
Este año, sin embargo, me daba más pereza porque vale, sí, estamos de acuerdo en la aspiración básica que [casi] todas compartimos —la igualdad entre mujeres y hombres—, pero más allá de esto y vistas las diferencias que han surgido en torno al feminismo y dentro de él, ¿en dónde me enmarco yo? ¿con cuál me identifico más? ¿está indefectiblemente ligado a una única y determinada visión política y socio-económica? ¿Hasta qué punto tiene sentido que defina mi propio feminismo a título individual?
Muchas preguntas para las que no tengo respuestas claras todavía. Supongo que cuando un movimiento tan importante, tan transformador, se expande y penetra en la sociedad ya de por sí diversa, es normal que surjan las diferencias de visión, las facciones, los grupos críticos, los debates, los cuestionamientos dentro del propio feminismo. Que haya distintos niveles de compromiso. Creo que es bueno que ocurra así, porque demuestra lo vivo y real que es.
Mi feminismo, el de cada una, el de todas
Pero voy a ser políticamente incorrecta y decir que, últimamente, me cansa que todo se filtre, revise o interprete en clave feminista. Que se haya convertido en moda o coletilla para todo. Y al mismo tiempo, nunca antes he sido más consciente de la discriminación que hemos sufrido y sufrimos las mujeres en el pasado y en el presente. Me indigna que se niegue la discriminación, el machismo; y salto. Me sale la vena de solidaridad y justicia social con nosotras como colectivo, por muy heterogéneo que sea.
Hemos avanzado mucho respecto a nuestras madres y abuelas, pero queda mucho todavía por hacer, de abajo —los sectores más vulnerables— a arriba —las esferas de representación y toma de decisiones en política, economía, etc—. Aquí, en España y en otros países.
Creo que cada una puede vivir y sentir el feminismo como desee en su vida; puedes expresar lo que te identifica o no, pero lo cierto es que el movimiento es colectivo, es diverso, es imparable, nos apela a todas ¡y a todos!, hombres y mujeres, y cada cual decida en qué grado, compromiso, velocidad, y forma lo asume.
Nadie, sola, consigue nada, por muy guerrera, inteligente o independiente que seas.
¿O no? ¿Cómo lo veis vosotras?
Crédito Imagen: Red Dot en Unsplash
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Te leía con mucha atención y también con la tonta tranquilidad de quien piensa: uf, vaya, no soy la única que últimamente se siente así. Porque también pienso que es bueno que el feminismo se haya convertido en un movimiento absolutamente vivo, en boca de todos. Creo que eso nos beneficia. Pero a la vez, también me siento interpelada continuamente.¿Qué clase de feminista eres? ¿De las que también van con el colectivo trans de la mano o no? ¿De las que se incluyen en el movimiento ecofeminista? ¿De las de a favor o en contra de los vientres de alquiler? Supongo que hay un problema de etiquetas y también una pluralidad de discursos que nos zarandean y nos mantiene continuamente alertas. Y es bueno. Pero me pasa como a ti, ya no sé muy bien qué etiqueta ponerme.
Sí que tengo claras cuáles son las líneas rojas, especialmente en cuanto a vientres de alquiler y prostitución. Pero el resto, necesito continuamente información. Y creo que aquí también está el problema. No nos podemos informar por los opinadores y mucho menos por nuestros políticos. Creo que tenemos que acercarnos a las teorías feministas, conocerlas, leer a las pensadoras, teóricas, y a aquellas que desarrollan un discurso clarificador. Todo lo demás, ese ruido, nos aturde y la mayor parte del tiempo nos enfrenta estúpidamente. Lo que sí hecho de menos es poder tratar estos temas con mujeres que no lo reduzcan todo a la pataleta, al panfleto y al discurso vacío.
Creo que todo empieza por escucharnos y entendernos. No debería ser tan difícil.
Y antes de acabar te voy a poner en un aprieto. ¿Tú me puedes recomendar una buena lectura, un libro que te despertara la conciencia feminista? Y no me refiero a novelas, me refiero a alguna teórica o persona de la que tú hayas aprendido. Alguien a quien leíste y la cabeza te hizo ¡boom!…
Un beso fuerte y muchas gracias por este post tan sincero y en que creo, nos vamos a reconocer más de una 😉
echo de menos*
Hola Lidia!
Pues es que yo estoy en el mismo punto que tú: siento necesidad de conocer más y mejor el pensamiento teórico del feminismo actual para poder formarme una opinión propia, tener más criterio en temas que son más complejos. Y creo que no he leído ningún libro que realmente me haya deslumbrado sobre feminismo.
En los veintitantos leí “El segundo sexo” de Simone de Beauvoir, y aunque no fue un ¡boom! en mi cabeza, sí que me sirvió como acercamiento al feminismo, aunque en aquella época no se vivía como ahora. No sé cómo se leerá en pleno siglo XXI, desde la perspectiva del feminismo actual, esa visión de los años 50.
Tal vez “Una habitación propia”, de Virginia Woolf sea lo más cercano a un deslumbramiento porque al tratar sobre discriminación y escritura, me tocaba más de cerca. Y por otro lado, la semana pasada terminé el libro de “Mujer y poder”, de Mary Beard, y también me ha resultado interesante, aunque no trata del movimiento feminista como tal sino de cómo desde la época clásica nos han negado la voz pública y por lo tanto, la participación en la vida política a las mujeres. Así que poco te puedo decir…. 🙂