8 de marzo: “Todas contamos” por la igualdad entre hombres y mujeres

Desde que tengo este blog he publicado entradas con motivo del día de la mujer y en casi todas he hablado sobre mi forma de acercarme al feminismo o a la igualdad entre hombres y mujeres. En esta ocasión no solo me sumo a las reivindicaciones de este día aquí, también os presento la antología de relatos publicado en Amazon Todas contamos donde diez autoras, una poeta y una ilustradora hemos colaborado para dar visibilidad a la realidad de tantas mujeres invisibles en nuestro camino hacia la igualdad.

En estos días en que escucho muchas declaraciones y discursos, pienso que hay gente que se va por peteneras o que se agarran a ideas ficticias con tal de no defender un feminismo cuya reclamación es la igualdad:  Igualdad no significa unas por encima de otros, ni tampoco significa que nos enfrentemos mujeres contra hombres, ni tampoco significa que no pueda tener creencias religiosas o renunciar a mi feminidad. Tanto de un lado como de otro, no deberíamos caer en las trampas de asumir discursos partidistas de lo que es el feminismo, y así, ponernos obstáculos en ese camino.

Si el feminismo es igualdad ¿por qué es tan difícil aplicarlo?

Creo que todo el mundo puede estar de acuerdo con la definición del feminismo, pero en el momento en que hay que aplicarlo para avanzar en esa igualdad efectiva, entramos en el campo de la política y, por extensión, en el de los partidos políticos. En cómo aplicarlo a la realidad social, educativa, política, cultural, económica (si es que se aplica, que hay quienes rechazan esa igualdad, directamente) es donde el feminismo entra de lleno en los programas políticos que lo adaptan para reflejar una cierta visión del mundo,  del papel de las mujeres en la sociedad, de las relaciones de poder y económicas, de creencias e ideologías, a fin de cuentas.

En cualquier caso, me parece muy acertada la frase de la escritora Marta Sanz, en su ensayo Monstruas y centauras (Anagrama), donde dice: “Nos estamos pensando. A nosotras mismas y el mundo en que vivimos. Supongo que eso es un síntoma de buena salud». 

Esto no es una lucha entre géneros, es una lucha de todos (hombres y mujeres, juntos) por equipararnos en derechos, libertades, obligaciones y responsabilidades. Quien diga que el feminismo pretende enfrentar a hombres y mujeres, es que busca excusas fáciles para oponerse. Quien niegue que ha habido y todavía hay diferencias entre hombres y mujeres en muchos aspectos (profesional, salarial, de acceso a órganos y puestos de poder, en el cuidado de niños y ancianos, de reconocimiento social, artístico, científico, etc) por el simple hecho de ser mujer, o no vive en este mundo o le conviene negarlo por las razones que sean.

Oigo a hablar a algunas mujeres que se dedican a la política sobre muchas formas de vivir el feminismo. Es cierto. Yo misma, por experiencia vital, por edad, por educación también, no lo vivo igual que otras mujeres quizá más jóvenes, más impacientes, más reivindicativas. Los tiempos han cambiado también en esto. Podría caer, incluso, en la tentación de negarlo o minimizarlo porque yo no lo he sufrido. He sido una privilegiada en ese sentido, al igual que lo son muchas mujeres que hablan desde atriles políticos, económicos, institucionales. Mi privilegio ha sido mi familia, mi entorno, mi educación, mis oportunidades que he sabido aprovechar o no, pero las he tenido. Muchas ni siquiera las tienen.

 

Ilustración de Paloma Martínez (La reina sin castillo) para Todas contamos.

La desigualdad existe, aunque no la sufras en tu carne

Yo no puedo decir que haya sido feminista desde siempre. Sí he sido bastante peleona respecto a la igualdad en mi entorno cercano (he crecido entre mayoría de hombres y me he defendido muy bien). Pero en cuanto al feminismo, he ido tomando conciencia poco a poco, he leído cosas, he ido asumiendo discursos, aprendiendo y desaprendiendo formas de hacer, sigo haciéndolo.

He tenido la suerte de nacer en una familia donde me dieron las herramientas y la educación necesaria para que fuera autónoma, independiente y llegara hasta donde quisiera llegar; he desempeñado trabajos en igualdad de condiciones que los hombres, he ocupado puestos de responsabilidad y la organización donde desarrollé la mayor parte de mi carrera profesional estaba dirigida por mujeres (también es cierto que las organizaciones sociales es el sector donde más empleo femenino hay, y tradicionalmente, peor remunerado). Pero no por eso cierro los ojos a lo que sé que existe.

¿Conozco la realidad de las mujeres maltratadas? Sí, he hecho voluntariado en una casa de acogida de víctimas de malos tratos con sus hijos y da pavor ver a lo que se enfrentan ellas y los niños. ¿He visto cómo algunos hombres ocupaban puestos de mayor responsabilidad aunque hubiera mujeres que lo merecieran igual? Claro. Desde el momento en que tienes hijos, estás descartada, salvo que abandones a tus hijos por tu carrera. Los hombres no tienen que hacerlo; ya tienen a sus mujeres para encargarse ellas.  ¿He visto diferencias de sueldo por un mismo trabajo? Sí. El problema es real, existe. Las soluciones deben ser lo más consensuadas posible.

Ilustraciones Todas contamos
Tres de las ilustraciones de Paloma Martínez que acompañan a otros tantos relatos

Todas contamos, relatos para visibilizar realidades invisibles

Así que aquí hablo por mí misma y por todas esas mujeres que sufren discriminación y/o violencia por ser mujeres.

Y por eso también este año he participado en la antología benéfica “Todas contamos”, que nos ha reunido a diez escritoras, una poeta y una ilustradora para defender la igualdad entre hombres y mujeres. Queríamos prestar nuestra voz, nuestro oficio de autoras, a la causa en la que creemos. Cada una de las escritoras (Mercedes Alonso, May Boeken, Inma Cerezo, Elena Garquin, Kris Jordan, Diana López Varela, Silvia Sancho, Analí Sangar, Marisa Sicilia y yo misma), hemos escrito un relato que va acompañado de un poema de Peque Zurita y una ilustración de Paloma Martínez.

Si quieres escribir el final de este proyecto, ¡cómpralo! Ya está a la venta en Amazon en digital y en papel (en color, por las ilustraciones) y los beneficios íntegros los destinaremos a la asociación Mum, que da apoyo multidisciplinar para que las mujeres víctimas de violencia machista puedan convertirse en supervivientes orgullosas de serlo.

 

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