No ha sido fácil elegir 5 de mis mejores lecturas porque este ha sido un año intenso, tan variado y anárquico en mi selección de libros como siempre, por más que cada enero me proponga dotar de un poco de sentido a mi lista de libros, por eso mantener un cierto orden, una intención. No sirve de nada: la cabra tira al monte y yo me dejo seducir fácilmente por sinopsis prometedoras, ya sea de novedades, de títulos antiguos que me llaman o incluso relecturas que en su día me dejaron buen sabor de boca.
Entre esas relecturas han estado La sonrisa etrusca, de Sampedro; La plaza del diamante, de Rodoreda; Inés y la alegría, de Almudena Grandes o Retrato de una dama de Henry James, que he retomado con la mirada de la lectora que soy ahora y lo cierto es que me han gustado tanto o más que entonces.
He sido fiel, eso sí, a los diarios de escritores, que me apasionan (Virginia Woolf, Martín Gaite, Rafael Chirbes), a las novelas policíacas de Fred Vargas (este año he descubierto también las de Leonardo Padura y Susana Martín Gijón) y a la poesía a ratitos.
Todos ellos los he dejado fuera de esta breve selección, y me he centrado en aquellos que, de una forma u otra, tienen temática sentimental o amorosa, por aplicar algún criterio.
(El orden es aleatorio, no pretende ser un ranking).
Luz de febrero, de Elizabeth Strout
Es una especie de continuación de su anterior novela, titulada Olive Kitteridge, sobre este mismo personaje, la maestra de escuela —ahora ya jubilada— un tanto arisca y dura, que también protagoniza esta historia. Olive no ha cambiado nada, sigue siendo la mujer irascible y brutalmente honesta que fue, pero ahora es una anciana que reflexiona sobre su vida, sobre su (escasa) relación con su hijo, sobre el matrimonio (el que tuvo con Henry, del que ha enviudado, y el de ahora, con Jack Kennison, un profesor de Harvard jubilado); sobre la soledad, sobre la vejez, sobre el paso del tiempo, y te emociona tanto como cuando solo era Olive.
La casa de la alegría, Edith Wharton
Edith Wharton es una de mis escritoras favoritas de estos últimos años. Los personajes de sus novelas intentan enfrentarse a las convenciones de una sociedad con poco éxito y suelen rendirse a una inercia que les devora sin piedad. Le pasaba a Newland Archer en “La edad de la inocencia”, y le ocurre a Lily Bart, la protagonista de La Casa de la Alegría. Lily, una mujer de gran belleza y muchas aspiraciones pero sin dinero, necesita casarse con un hombre rico de la exclusiva sociedad neoyorkina con la que se relaciona. Sin embargo, su espíritu independiente, idealista y un tanto inocente, la empujan a perder las escasas oportunidades que se le presentan y a tomar algunas decisiones que estará a punto de acabar con lo único que le queda para sobrevivir: su reputación.
Hamnet, de Maggie O’Farrell
Ha sido uno de los éxitos literarios de este año, muy merecido. Entre la ficción y la realidad histórica, Hamnet narra la vida familiar de Shakespare (sin nombrarlo ni una vez, despojado así de su fama universal para convertirlo en esposo y padre). Tampoco es él el principal protagonista de la historia, sino la figura de su esposa Agnes, que guía la narración de los pequeños detalles de la vida de la familia en Stratford-upon-Avon, el pueblo inglés donde residen, para construir el retrato cotidiano de sus afectos, de las alegrías y preocupaciones que los mueven como a cualquier otra familia. Los dos relatos temporales, el presente, (en el que la peste ha entrado en la casa y afecta a los dos hijos gemelos del dramaturgo, Hamnet y Judith), y el pasado (que arranca en el momento en que se conocieron el joven William y su esposa), confluyen en el momento del dolor y la pérdida que azota a la familia, y cada miembro lo vive de una manera distinta.
Feliz final, de Isaac Rosa
El final de un matrimonio es el punto de partida de esta novela que nos conduce a través de lo que ha sido la historia de amor de una pareja en sentido inverso, es decir, desde el final al principio, sin perder un ápice de interés. Como si de una sesión de terapia se tratara, el autor da voz a los dos miembros de la pareja que establecen un diálogo en el que desgranan poco a poco las distintas etapas que han atravesado para llegar hasta ahí, hasta la ruptura: de lo más duro, la separación, los reproches, las infidelidades, el dolor, pasando también por los momentos felices, las alegrías, los hijos, los primeros años de enamoramiento hasta llegar a las expectativas del primer encuentro, y todo junto, da forma a una profunda reflexión sobre lo que es el amor de pareja.
Las batallas silenciadas, de Nieves Muñoz
Una ficción histórica ambientada en la cruenta batalla de Verdún (Francia), durante la I Guerra Mundial, que cuenta el horror de la guerra desde un punto de vista distinto y original: el de las mujeres en el frente, que la autora documenta de manera excepcional. Los tres personajes principales son tres mujeres —una enfermera, una voluntaria e Irene Curie, hija de Marie Curie— que coinciden en uno de los hospitales desbordado por los heridos de la contienda. Allí entablarán una amistad que las ayudará a superar las dificultades a las que se enfrentan cuando sus historias se entrecruzan, directa o indirectamente, con las de otros personajes secundarios —maravilloso el recurso narrativo de las cartas de los soldados o sus familias—. Todas esas historias entretejidas con gran maestría logran un retrato humano emocionante y estremecedor de aquel momento histórico. Porque en medio del miedo, de la desesperación y de la muerte que rodea a los personajes, siempre hay un hueco para la esperanza, el sacrificio, la generosidad y el amor.
Y como bonus, La mujer sin nombre, de Vanessa Monfort, de la que ya escribí una reseña en el blog hace unos meses, sobre la historia de María Lejárraga, esposa del dramaturgo y empresario teatral Francisco Martínez Sierra, y autora desconocida de gran parte de sus obras.
¡Apúntate a mi newsletter!
Te contaré una vez al mes historias de amor a los libros,
a la cultura, a la vida.
¡No te pierdas nada!
¡Te has suscrito bien! Confirma tu suscripción en el correo que te acaba de llegar.
Hola, María
Tengo que hacer también la entrada de lecturas del 2021 y de propósitos lectores. Coincidimos en Hamnet, como era de esperar, y me llevo varias apuntadas. Ya tenía Las batallas silenciadas desde que hablaste de ella una tarde, a ver si este año puedo leerla porque me llama mucho la atención.
Tengo que terminar Olive Kitteridge (la empecé y la tengo en stand by) y quiero continuar la segunda parte que mencionas.
Para este año, Inés y la alegría es una lectura obligada. Ahora mismo estoy con El corazón helado y no sé por qué he tardado tanto en leerla… Y Rodoreda, otra de las lecturas que tengo previstas para este año.
Creo que solo discrepamos con Feliz final… no conseguí que me gustara.
Diría que has tenido un muy buen año lector, sobre todo teniendo que escribir. A ver qué lecturas nos tientan en 2022. ¡Empezamos!
Un beso.
Lidia! Qué ilusión!
He tenido un muy buen año lector, sí, aunque haya sido un poco parca en esta lista. Podría haber incluido otros cinco o seis que también han sido buenas lecturas, pero bueno…
Yo ya he desistido de hacerme propósitos, porque no los cumplo y luego me quejo. Por lo pronto, de cara a este año he empezado con los que me quedaron pendientes de 2021, que son unos pocos y a partir de ahí, todo se andará! Aunque haya sido un poco caótica, este año creo que he conseguido un buen equilibrio en la combinación de novedades, algún clásico y relecturas de distintos géneros, y me gustaría continuar por ahí. Ya veremos. En cualquier caso, feliz año lector! Besotes!
Hola María!!! No he leído ninguna de esas, pero me las apunto!!! Sobre todo la última me ha hecho ojitos, aunque lo que más ganas tengo es de que llegue el 27 de enero ???
Jajaja! Ya queda poco! Las batallas silenciadas es una novela estupenda, y está muy bien escrita. 🙂