11 cualidades que me gustan de un hombre

Captura de pantalla 2015-12-09 a las 11.01.58Hace tiempo leí un artículo escrito por una mujer madura sobre las 11 cosas deseables en un hombre cuando ya has superado hace bastante tiempo la ceguera de los 20 años y tienes la suficiente experiencia como para tener un criterio más asentado.  Lo tenía guardado como “inspiración” para escribir mi propia lista de las cosas que a mí me gustan en un hombre ahora que yo también he llegado a los cuarenta y tantos (a propósito de mi anterior post de la semana pasada sobre los protagonistas de las novelas románticas).

Sin embargo, cuando terminé de releerlo hace un par de días con el fin de empezar a escribir mi post, lo único que pude decir es: Amén. No puedo añadir ni quitar una coma de las cualidades que incluye esta lista, tan claramente explicadas. Suscribo cada una de ellas, y por más que lo pienso, no se me ocurre nada más que añadir, así que lo único que puedo hacer es transcribirlas aquí:

“Cuando ves a un hombre, ¿en qué te fijas primero?

Estuve un momento pensándolo. ¿En los ojos? ¿El pelo? ¿La sonrisa? ¿Los hombros? No, ninguna de estas respuestas me encajaba. Cuando era más joven, me solían gustar los hombres altos, delgados y con el pelo oscuro. Pero ahora, a mis 52 años, no tengo un tipo de hombre concreto. Al menos, no un tipo de físico. Me atraen los hombres con una sensualidad palpable. Pero, entonces, me pregunté: ¿qué es lo que da a un hombre ese atractivo que se percibe cuando pasa?”

1. Fuerza. No me refiero a cuánto peso puede levantar tumbado, aunque unos buenos pectorales no hacen daño. Me refiero a la fortaleza interior. Una fuerza arraigada en un hombre que sabe quién es. No hay nada más sexy que un hombre con los pies en el suelo, consciente de los impulsos y la rabia que pueden haberle descarrilado de joven, y con una seguridad en sí mismo que expresa, sin arrogancia, que no tiene nada que demostrar.

2. Vulnerabilidad. Un hombre no puede ser fuerte si no es también vulnerable. Esto significa que es capaz de contarte lo que quiere, lo que teme, la forma en que le haces sentir, lo que ha cambiado, lo que ha superado, lo que puede con él. Sin transparencia, no hay verdadera intimidad, ese ingrediente que hace que el sexo siga siendo sensual cuando empieza a disiparse el subidón inicial de deseo.

Captura de pantalla 2015-12-09 a las 11.22.15
Paul Newman y Joanne Woodward


3. Integridad. Este ingrediente distingue a los chicos de los hombres. Aunque al principio puedan encandilarte, los mujeriegos, canallas y narcisistas utilizan las mentiras, los trucos baratos, el humo y los espejos para su beneficio personal. No hay nada sexy en un hombre que finge ser algo que no es, que carece de toda profundidad de sentimientos, y al que no le importa el daño que va haciendo por el camino. Si tuviera que elegir entre acostarme con Don Draper, de Mad men, o Atticus Finch, de Matar a un ruiseñor, preferiría sin dudar un instante al dulce abogado Finch.

4. Inteligencia. Una buena mente es sexy. El cociente intelectual está bien, pero sólo es una parte de la inteligencia. El pensamiento crítico, una sed insaciable de aprendizaje y un don para expresarse de forma original son rasgos ante los que no puedo resistirme. No me importa lo guapo que sea un hombre; si no puede seducirme con su mente, no habrá química sexual.

5. Sentido del humor. Un hombre sin sentido del humor es como una ducha fría en las piernas. Para mí es imposible conectar con alguien superliteral, hiperserio y que apenas se ríe. Para mí, la inteligencia y el humor son compañeros de cama inseparables. La gente inteligente lee los matices y ve el humor en las situaciones. Y el estilo del humor es imprescindible. Aunque un hombre sea sexy, si su tipo de gracia no encaja con la mía, la sensualidad no durará mucho.

6. Cercanía. Resulta agotador intentar contectar con alguien aislado por muros. La compasión, la empatía, la sonrisa y la risa fácil son rasgos y gestos que desarman en el mejor sentido de la palabra. La amabilidad es sexy. Así de sencillo.

Captura de pantalla 2015-12-09 a las 11.16.247. Generosidad. La tacañería me echa para atrás. Y no sólo con el dinero, sino también con los sentimientos. Aunque despilfarrar el dinero y las emociones indica una falta de control o de autoestima, el gusto por contar los céntimos y toquetear el dinero sugiere una preferencia por las cosas antes que por las personas. También he descubierto que los hombres tacaños no son tan buenos amantes como sus homólogos más generosos. No es sexy dormir con alguien se reprime física o emocionalmente en la cama.

8. Cariño. El cariño es la cercanía en acción. Un beso suave en la nuca cuando pasa. Un dedo que se cuela por el agujero de mis vaqueros para tocarme la rodilla. Que apoye la cabeza en mi pecho porque es uno de sus lugares favoritos. Un hombre al que le gusta tocar por el hecho del contacto, ya sea o no con fines sexuales, resulta sexy.

9. Capacidad de concentración. Hace no mucho tiempo, me sentía atraída por hombres tan ambiciosos que parecía que funcionaban a motor. Lo que he aprendido es que ese tipo de ambición suele esconder inseguridad, avaricia y hostilidad, cualidades que no seducen en absoluto. La consciencia plena —mindfulness en inglés– o la capacidad de estar presente en el momento aunque sea amargo es la mejor forma de ambición, porque requiere un compromiso con el crecimiento personal que no es apto para cardíacos. Un hombre que irradia seguridad en sí mismo, que es capaz de mantener la calma y la concentración de cara a los retos, consigue ponerme el vello de punta.

Captura de pantalla 2015-12-09 a las 11.14.2110. Compañerismo.El único lugar en el que quiero que me dominen es en la cama, y hasta ahí se necesita mi consentimiento. En los demás contextos, quiero a un hombre que no trate de dominarme, que entienda la necesidad del compromiso, la reciprocidad, la comunicación y el respeto. No tengo ni tiempo ni paciencia para hombres que juegan y controlan a las mujeres para sentirse más hombres.

11. Seguridad en la cama. La verdadera confianza sexual no tiene nada que ver con el tamaño del pene, los movimientos fluidos y el número de ligues que hayas tenido. Es un ambiente que destila una suave firmeza, una capacidad para leer mi cuerpo y mi respiración, una perseverancia sensual en un momento en que puede mirarme o no a los ojos, pero en el que se requiere un deseo de mostrarse vulnerable y presente. Un hombre con mucha carga sexual, consciente de sus necesidades y centrado en su expresión sexual me dejará sin aliento y hará de mí una sumisa alfa totalmente excitada en un abrir y cerrar de ojos”.

Y vosotras ¿añadiríais alguna?

P.D El artículo completo de Huffington Post aquí (un comentario al margen: en la edición original norteamericana, el artículo se titulaba “11 cosas que hacen deseable a un hombre”. En la edición española, que es una traducción, lo titulan “11 cosas que me ponen cachonda a la primera”. En esa diferencia se nota la línea editorial de un medio.)

¡Apúntate a mi newsletter!

 

Te contaré una vez al mes historias de amor a los libros,
a la cultura, a la vida. 

¡No te pierdas nada! 

¡Te has suscrito bien! Confirma tu suscripción en el correo que te acaba de llegar. 

4 comentarios en «11 cualidades que me gustan de un hombre»

  1. Hola, estoy totalmente de acuerdo con el artículo, vamos que no pongo ni quito ninguna cualidad, siempre y cuando estemos hablando de un hombre con el que mantengamos o tengamos pensado mantener una relación.
    Si de lo que estamos hablando es de un hombre que nos “ponga cachonda” no creo que sean necesarias tantas cualidades.

    Un beso.

    Responder

Comenta, comenta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.